Blog de Juan Antonio Ruescas, profesor de Filosofía y ciudadanía.
Abierto a la participación de los alumnos de esta y de otras materias del Departamento de Filosofía

sábado, 27 de febrero de 2010

Un texto y una reflexión

He trabajado en clase con los alumnos a partir de un texto de Fernando Savater que quiero proponer en este blog:

«La ciudadanía democrática es la forma de organización social de los iguales, frente a las antiguas sociedades tribales formadas por idénticos y las sociedades jerárquicas que imponen desigualdades “naturales” entre los miembros de la comunidad. Los iguales lo son en derechos y deberes, no en raza, sexo, cultura, capacidades físicas o intelectuales ni creencias religiosas: es decir, igual titularidad de garantías políticas y asistencia social, así como igual obligación de acatar leyes que la sociedad por medio de sus representantes se ha dado a sí misma. En una palabra, el ciudadano es el sujeto de la libertad política y de la responsabilidad que implica su ejercicio» (FERNANDO SAVATER. Diccionario del ciudadano sin miedo a saber. Ariel).

He querido recordar a los alumnos que la igualdad de la que habla Savater no es otra que la igualdad de la que habla el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Todos los seres humanos nacen libre e iguales en dignidad y derechos…». Es decir: igual valor de todo ser humano y diversos rasgos en cada uno. Pero me pregunto de dónde podría o debería nacer nuestra convicción de que todo ser humano es igual en dignidad. ¿Es una verdad objetiva? ¿Es una apuesta por la que creemos mejor forma de vida? ¿Es una herencia de las tradiciones religiosas? ¿Es un invento moderno? Recibiré encantado vuestras opiniones sobre este punto.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Filosofía y ciudadanía y la competencia social y ciudadana

La capacidad para tener una buena relación de convivencia exige que el alumnado practique activamente el diálogo y la negociación. Son éstas habilidades que configuran la competencia social y ciudadana. En el bachillerato, cobran especial relevancia estas competencias pues el alumnado, durante esta etapa, es o va a ser pronto sujeto que participa más directa y activamente en las instituciones y en la sociedad en general. En el campo de los conocimientos, la competencia social y ciudadana implica la comprensión de los códigos de conducta y morales, así como la valoración positiva de ideas tales como democracia, ciudadanía, derechos y deberes… Las materias comunes son especialmente propicias para que este conocimiento tenga un fuerte componente reflexivo e integrador, tanto de distintos enfoques teóricos como de distintos planteamientos disciplinares. Pero, en el desarrollo de esta competencia, más si cabe que en las demás, el puro conocimiento no tiene sentido separado de la habilidad y el interés para llevarlo a la práctica.

Filosofía y ciudadanía contribuye a desarrollar esta competencia, ya que en esta materia es imprescindible que la práctica del diálogo se realice como habilidad interpersonal que configura la competencia social y ciudadana. Filosofía y ciudadanía ha de tener una aportación fundamental para que el conocimiento de los diversos conceptos y realidades relacionados con la ciudadanía tenga un componente reflexivo. Este componente reflexivo debe permitir la visión integradora de los problemas y de las respuestas que han propuesto las diferentes escuelas y tradiciones de pensamiento. Además, la competencia social y ciudadana implica conocer y justificar la necesidad de que la razón esté al servicio de la construcción de una sociedad más justa, democrática y solidaria que utiliza el diálogo como principal herramienta.